Palabras y gestos


Atenas, julio 06.45. La instantánea se capturó en el metro (ilektrikós) de la capital griega, entre unos cuantos currantes medio-dormidos, casi todos inmigrantes. “Liana-te adoro-tu Xristakos-30/05/08-hora:00:32”. Uno pensaría, “¿y qué?” – no es la primera vez que alguien hace público su amor con rotulador a mano. Lo curioso en este caso es que la declaración está escrita usando caracteres latinos y no griegos.

¿Por qué Xristakos expresó sus sentimientos de esta manera? ¿Es por la influencia de la cultura de los sms, 2.0, facebook, twitter, en los que domina el “greeklish”? ¿Es por la maldita globalización que se extiende como una pátina unificadora en todas las culturas? ¿O meramente, es un efecto secundario de las noches etílicas de la desteñida capital griega?

Ya en mi “express de medianoche”, el autobús («KTEL») que me aleja de la ciudad, me imagino a Liana enfrente de la pintada, abrazando a su Xristako: que las palabras las condicionan las formas, pero a los sentimientos les basta un simple gesto.

Snapshots: la naranja que persevera II

Imagen008En algún lugar se dice que “no hay que mirar mucho a una flor porque hace que se marchita”. Igual eso es lo que le pasó a la naranja que persevera del otro post: ayer noté unos signos de putrefacción, un creciente marrón en nuestra luna naranja.

Las opiniones sobre las causas son divergentes. Los optimistas sostienen que las naranjas no se nutren sólo de miradas y a veces hay que regarlas con palabras – superficiales y profundas indistintamente. Sin embargo, los pesimistas constatan que no hay nada que hacer, que las cosas son así y que la culpa es de este otoño mudo y falto de promesas, cuyo desaliento ha penetrado la antaño perseverante piel de la naranja solitaria.